Por desgracia y como norma general, no existen vacunas para perros financiadas. Esta es una realidad difícil de entender sobre todo, teniendo en cuenta que la propia salud de las personas puede depender, en parte, del buen estado de sus animales de compañía, de ahí a la importancia de las vacunas para perros subvencionadas.
La única vacuna canina que durante años ha recibido una subvención estatal, por los ayuntamientos o comunidades autónomas, ha sido la vacuna antirrábica. La rabia es una enfermedad canina vírica, que, afortunadamente, está prácticamente erradicada en algunos países como España. Tal vez esa sea la razón por la que las campañas de vacunación para perros subvencionadas han sido suprimidas en los últimos años.
Es un tema delicado y controvertido porque, habitualmente, cualquier medicamento proporcionado y recetado por el veterinario es más caro que uno destinado al uso humano aunque, en muchos casos, no exista una razón objetiva para ello. De todas maneras, antes de iniciar el calendario de vacunación de tu perro, no está de más informarte sobre posibles ayudas o subvenciones, dado que cada ayuntamiento o comunidad autónoma tiene competencias propias en este sentido y puede realizar campañas de vacunación esporádicas para perros. Ten en cuenta que para poder optar a cualquier tipo de ayuda tu perro deberá contar con la correspondiente identificación (chip).
Respecto al resto de medicamentos para el perro, tu veterinario es tu mejor aliado. Déjate asesorar sobre el más conveniente para atender cualquier dolencia que afecte a tu mascota demandando siempre los más económicos, igual que ocurre con las personas, en el mundo animal también hay distintos medicamentos que pueden cumplir un mismo fin y sus precios varían considerablemente.
Por último, hay que insistir en que proporcionar a tu perro las vacunas básicas que necesita para crecer protegido frente a las enfermedades más comunes es tu responsabilidad y la mejor medida preventiva para cuidarle. Por desgracia, la seguridad social no las proporciona pero… es una “deuda pendiente” con nuestros animales, tiempo al tiempo.
