Si te fijas en el ano de tu perro verás que tiene un par de glándulas dentro del ano, una a cada lado, con un líquido aceitoso y muy oloroso. Pues bien, cuando esas glándulas anales no se vacían del todo se pueden llegar a infectar, algo muy doloroso para el perro. Si ves que el animal es incapaz de vaciar los sacos anales por sí solo, deberías echarle una mano apretándoselos; pero si ves síntomas de una posible infección llévalo cuanto antes al veterinario para que lo trate personalmente.
Cuando los sacos anales se inflaman muy a menudo, puede ser que el veterinario os recomiende pasar por el quirófano para extraer las glándulas anales con una cirugía que ayudará al can a vivir sin esas molestias. En cualquier caso, siempre que notes síntomas de molestia en el perro que puedan estar relacionados con las glándulas anales -como que no camina, o que arrastra el culo contra el suelo- deberías llevarlo al veterinario.
A veces este tipo de inflamaciones implican una infección, así que el veterinario te prescribirá los antibióticos y antiinflamatorios necesarios para que la salud de tu perro no se resienta. También para curar los sacos anales podemos apretarlos nosotros mismos en casa, aunque nunca está de más ir la primera vez al veterinario para que nos enseñe a hacerlo y que así no le causarás ningún daño a tu perro, sobre todo si es innecesario.
Lo primero será localizar los sacos anales, e introducir una gasa en el ano del perro para evitar que el líquido salpique. No te preocupes por el mal olor, es habitual. Después para que sea efectivo este tratamiento de los sacos anales tienes que masajear ligeramente el ano del animal y aprieta primero una glándula y después la otra. No repitas la operación, ya que es dolorosa para el perro; pero limpia bien la zona. Debes utilizar guantes, y puedes pedirle a alguien que te ayude a aguantar al perro para que no se siente mientras le aprietas los sacos anales.