Si tu perro padece sarna o tienes la sospecha de que tu perro se ha contagiado de sarna, lo primero que debes hacer es llevarlo al veterinario para que confirme el diagnóstico y te ofrezca el tratamiento indicado. La sarna en perros se cura, especialmente si se detecta a tiempo, pero no todos los tipos de sarna tienen el mismo tratamiento. Además del tipo de sarna, cuestiones como la raza del perro o edad del can influyen en el tratamiento, y solo el veterinario conoce la solución.
Así, según el caso concreto el veterinario nos recomendará un tratamiento basado en un acaricida, ya sea oral, tópico o inyectable. Estos medicamentos contienen ivermectina, selamectina, moxidectina y milbemicina oxima que actúan sobre los ácaros causantes del problema. Junto a los acaricidas nos puede prescribir analgésicos, antiinflamatorios y un champú o polvos para el baño que ayudarán a calmar el picor que siente nuestro amigo canino. Además, es muy importante que sigas paso a paso el tratamiento para poder evitar el contagio de la sarna del can, tanto a otros animales o perros, como a los propios humanos.
En ocasiones la sarna viene acompañada de problemas cutáneos, como las infecciones por hongos o por bacterias. Son problemas que quedan en un segundo plano ante la gravedad de la sarna, pero a los que también haremos frente mediante un fungicida si están causados por hongos o mediante bactericidas o antibióticos si es una infección bacteriana. Así que para curar la sarna del can hay que seguir con el tratamiento hasta el final, siguiendo siempre las dosis y los tiempos marcados por el veterinario.
Quizá te sorprenda, pero hay gente que abandona el tratamiento antes de llegar al final porque parece que el problema se ha solucionado. Sin embargo al dejar el tratamiento contra la serna en perros antes de hora es fácil que la sarna vuelva a aparecer en cuestión de días. Aunque no se vean, todavía quedarán ácaros y al abandonar la medicación se recuperarán en cuestión de días y pronto se volverán a expandir por la piel de tu perro.
