Sí pueden padecerlas y algunas de las enfermedades de transmisión sexual caninas son muy graves. Los perros pueden contraer enfermedades de transmisión sexual no solo manteniendo contacto sexual sino, en ocasiones, estas enfermedades son transmitidas simplemente olisqueando o lamiendo el órgano reproductor de otro animal o entrando en contacto con fluidos corporales como la orina.
Las enfermedades de transmisión sexual en los perros más habituales, que conviene que conozcas para estar prevenido son tres:
- Brucelosis canina. Es una dolencia crónica que tiene tratamiento pero no cura definitiva, de origen bacteriano. Difícil de detectar, se manifiesta en las hembras por lo abortos repentinos casi al final del embarazo canino y en el caso de los machos por una inflamación evidente de los testículos. En ocasiones, una perrita embarazada y enferma puede llegar a dar a luz pero lo más probable es que los cachorros también se hayan infectado así que puede que sólo sobrevivan unos días o semanas. Además de la inflamación de la zona genital en machos y hembras, esta enfermedad también se manifiesta con problemas de visión de diversa índole.
- Herpes virus canino. Es una enfermedad de transmisión sexual pero que también puede contraerse por contacto con las secreciones mucosas (rinitis). Se trata de una infección “silenciosa”, que actúa deprisa sin casi mostrar síntomas, especialmente en el caso de los cachorros, que pueden contraerla en el útero materno o bien entrando en contacto con sus compañeros de camada. En perros adultos, sus síntomas son: inflamación de la zona genital combinada con dificultades respiratorias. Es una dolencia crónica y requiere de tratamiento constante.
- Tumor Venéreo Transmisible (TVT). El contagio se produce no solo por vía sexual sino también a través de los fluidos corporales, al oler o lamer los órganos sexuales de otro animal. La infección se manifiesta en forma de tumores, normalmente en el área del pene o de la vulva en el caso de las hembras, aunque también pueden aparecer en la boca o alrededores de la nariz. Por suerte, la mayoría de estos tumores se puede extirpar y, tras varias sesiones de quimioterapia, la recuperación del perro suele ser buena.