Son muchas las personas que optan por alimentar a su mascota de la manera más natural posible, eliminando de la dieta los piensos procesados. Carne cruda, huesos, vegetales… ¿no era eso lo que comían los perros antes de ser domesticados? La dieta BARF se basa en aquellos alimentos biológicamente adecuados para el animal y eso, sin duda, supone múltiples beneficios.
Aunque existen distintas formas de preparar la dieta BARF todas tienen en común la exclusión de productos elaborados que incorporan ingredientes artificiales que el perro no necesita y que probablemente ni siquiera favorezcan su correcta nutrición. Esta dieta, también conocida por sus siglas en castellano como dieta ACBA (Alimentos Crudos Biológicamente Apropiados) reivindica la necesidad de volver a la alimentación natural como mejor método para garantizar la salud y el bienestar del perro.
Sus defensores aseguran que si nuestro can pudiese elegir, optaría por la dieta BARF porque es la que realmente se adapta a sus necesidades alimenticias. Pese a lo que pueda parecer en un primer momento, elaborar esta dieta no es complicado ni costoso y son muchas las ventajas que puede suponer para el animal.
Por qué se benefician los perros de la dieta BARF
Los dueños de mascotas que siguen esta dieta así lo afirman. No hay que olvidar que el perro es un animal carnívoro, que necesita nutrientes específicos, fundamentalmente proteína, y que es la alimentación natural la más indicada para proporcionárselos.
Aunque la dieta BARF también tiene detractores que señalan que los menús que incluye pueden resultar desequilibrados, no cabe duda que sus beneficios son múltiples y entre ellos hay que destacar los siguientes:
1. Digestiones óptimas y mejor absorción de nutrientes
El sistema gastrointestinal del perro está biológicamente preparado para procesar los alimentos sin cocción previa, que es como mejor conservan todos sus macro y micronutrientes. Carnes de todo tipo, vísceras, pescados, huesos, frutas, verduras… se trata de una dieta muy variada, con un alto contenido proteico, que es justo lo que el perro necesita. En ella no hay conservantes, estabilizantes ni cualquier otro producto químico que son, en muchos casos, los causantes de distintos problemas digestivos que puede padecer el animal.
2. Peso ideal
Resultaría realmente extraño que un perro que siga la dieta BARF estuviese gordo. En la mayoría de los casos, la obesidad canina está directamente relacionada con la calidad del pienso que ingiere el perro. En su composición, los piensos elaborados suelen contener un exceso de hidratos de carbono (cereales) y de grasas (muchas de ellas transgénicas) que poco benefician al animal.
3. Buena hidratación
A la hora de comer su menú BARF, el perro no solo se alimenta también se hidrata al tratarse siempre de comida húmeda (los alimentos en su estado natural contienen agua). ¿Cuántas veces hemos visto que nuestra mascota acaba con su bol de agua después del pienso? Lógico, en ocasiones está tan seco que le cuesta tragarlo y necesita urgentemente hidratarse.
4. Dientes y encías sanas
Es otro de los beneficios evidentes de la dieta porque los huesos carnosos que incorpora a diario mantienen su dentadura fuerte y libre de placa bacteriana. El mal aliento no existe.
5. Mejor desarrollo del sistema inmune
La óptima absorción de nutrientes que conlleva la dieta BARF favorece el correcto funcionamiento del sistema inmune. El resultado es un perro más sano y mejor protegido frente a enfermedades infecciosas comunes.
6. Pelo sano y brillante
La vitalidad del animal, su buen estado general de salud por la presencia de la proteína, las vitaminas y los minerales que su organismo requiere también se reflejan en el exterior en forma de una piel saludable y de un pelo más brillante.
Son muchos los beneficios de esta dieta canina, para algunos la mejor, porque se base en "copiar" las pautas alimenticias que han seguido los perros desde tiempos inmemoriales, antes de que existiese el cómodo y práctico pienso elaborado.