La disciplina es para muchos sinónimo de castigo y para otros de normas y reglas. Esto depende de la concepción de cada uno. El castigo no es opción pero sí la corrección. De las normas, reglas y correcciones es de lo que vamos a hablar para conseguir un perro equilibrado.
En la naturaleza los perros y sus antepasados, los lobos, se corrigen los unos a los otros para lograr la mejor convivencia. Si la naturaleza impone unos límites en muchos casos seran necesarios los correctivos para cuando se rompan.
Recordamos que los perros no piensan, solo reaccionan. Necesitan ser corregidos al instante si han roto alguna regla y cada vez que lo haga para que comprendan que parte de su comportamiento no es correcto. Si esperamos demasiado se habran olvidado y no entenderán porque les corregimos.
La manera adecuada de corregir es mostrando un liderazgo fuerte y dándole reglas a seguir. Lo importante es nuestra energia, el estado de ánimo y el momento de la corrección. Con una palabra, un sonido, es decir, cualquier cosa que no represente un daño mental o físico para nuestro perro.
Determinados educadores se bastan con una mirada, la energía, el lenguaje corporal adecuado y un paso a delante. Pero no hay que olvidar que son expertos.
En cualquier caso el abuso no es solución. El perro no nos va a entender si le pegamos ni con la mano, ni patadas ni siquiera con un periódico. Pegar no es una opción sólo conseguiremos que nuestro perro se desequilibre.
La solución ideal es aprender a leer el lenguaje corporal y la energía de nuestro perro de la misma manera en que él lo hace con nosotros, y anticiparnos.