Una vez hemos decidido que no queremos cruzar a nuestro perro, llega el momento de decidir si apostamos por su esterilización o castración. Si tu perro es agresivo y quieres modificar su carácter la castración hará que se reduzca la agresividad del animal, algo que no conseguiremos con la esterilización. Cuando hablamos de agresividad nos referimos al carácter del perro, no a si pertenece a una raza de las que se consideran agresivas o peligrosas.
Aún así, esto no es 100% exacto. Cierto que la castración puede reducir la agresividad, pero el instinto o la competencia sexual no es la única razón que explican los comportamientos agresivos del can, y eso es algo que no todo el mundo entiende. Si el perro ha sido maltratado en algún momento de su vida se puede mostrar agresivo. Lo mismo pasa con algunos dolores o enfermedades caninas, que modifican el comportamiento del perro; casos en los que la castración poco hará en ese sentido.
Si nos fijamos en las estadísticas, aproximadamente seis de cada 10 machos se muestran menos agresivos después de la castración. En el caso de las hembras, las posibilidades de que reduzcan la agresividad tras extirparles el aparato reproductor son de 50/50. Lo único que está claro es que al castrar al perro y reducir su instinto sexual dejará de competir con sus congéneres por captar el interés de otros perros y perras, disfrutando mucho más de la compañía de sus congéneres caninos.
Hay algunos estudios que también aseguran que la castración en los machos también reduce la agresividad que muestran hacia el ser humano. En lo que sí hay coincidencia es en que además de la agresividad, la castración reduce la conducta de vagabundeo hasta un 90%. El vagabundeo es un comportamiento muy peligroso para los perros, ya que corren en riesgo de escaparse de casa, perderse o sufrir un accidente mientras buscan una hembra a la que montar.