Todas las personas que alguna vez han tenido un perro reconocen que al principio, una de las cosas que más les preocupan es la alimentación del cachorro. Por ello, para que los cachorros de tu perro crezcan bien y se conviertan en unos perros fuertes y sanos es importante que sigan una buena alimentación desde el momento del nacimiento. Nada más nacer es vital que tome el calostro, la primera toma de leche; y durante el primer mes debe tomar la leche materna. A partir de entonces llegará la hora del destete del perro, y poco a poco el perro irá adquiriendo los hábitos de alimentación de los perros adultos.
Aunque el perro puede seguir mamando hasta los dos meses, cuando cumple un mes empiezan a salirles los dientes, y el cachorro puede dañar las mamas de la madre. En las razas grandes tardan un poco más en salir, por lo que la lactancia se puede prolongar unas semanas más, llegando incluso a las 8 en algunos casos. En esta primera época los cachorros deben comer cada 3 horas, aunque tras la cuarta semana podemos espaciar las tomas a 4 horas.
No hay que pasar directamente de la lactancia a la carne sólida, el can tendrá que acostumbrarse, así que combinaremos las tomas de leche con las de alimentos sólidos. Ten en cuenta que el cachorro no podrá masticar bien el pienso, aunque le hayan empezado a salir los dientes todavía no podrá comerlo, así que tendremos que remojar el pienso hasta conseguir una papilla, mucho más fácil de digerir para los canes.
Recuerda que tienes que ofrecerle a tu perro un pienso de alta calidad, que le permita ingerir todos los nutrientes y las vitaminas necesarias para su desarrollo. A medida que crezca la alimentación del cachorro cambiará, reduciendo las veces que le damos de comer. Nos hemos quedado en las seis tomas diarias al mes de vida, que se pueden reducir a cuatro en dos meses, tres comidas diarias entre el cuarto y sexto mes y a solo dos a partir del medio año de vida.