Los perros se constipan exactamente igual que las personas, aunque en ellos, a veces, no es sencillo detectar que se encuentran mal y que necesitan cuidados especiales.
Frío extremo, cambios de temperatura, corrientes de aire después de un baño, o el contacto con otro animal infectado pueden hacer que el perro acabe contrayendo esta infección vírica que generalmente no reviste gravedad.
Los síntomas de un constipado canino son muy similares a los de la gripe humana, pero hay que estar atentos porque pueden confundirse con otros de enfermedades peligrosas como el moquillo o la llamada tos de las perreras.
Si tu perro está constipado, no se encuentra bien en general, así que lo más probable es que esté desganado, pase más tiempo del normal adormilado y no tenga demasiado apetito. Además, también estornuda y puede presentar episodios de tos.
Otro de los síntomas más claros es el aumento de las secreciones nasales. La mucosidad se incrementa y seguramente tu perro intentará lamerse la nariz con una frecuencia anormal. Es su manera de “sonarse” y de intentar respirar mejor. En este sentido, siempre es importante vigilar esa respiración de tu perro para comprobar si presenta un ritmo normal, es demasiado fuerte o se detectan silbidos.
¿Cómo cuidar a un perro constipado?
Si crees que tu perro ha cogido un buen resfriado, procúrale un entorno tranquilo y resguardado porque aunque no lo diga, seguramente tiene dolor de cabeza, dolores musculares y puede que hasta unas décimas de fiebre. Para contrarrestar estos síntomas, el reposo y una buena hidratación son los mejores cuidados que puedes proporcionar a tu mascota.
Si tu perro presenta un aletargamiento excesivo, no bebe un mínimo de agua o le cuesta respirar más allá de las dificultadas que implica la mucosidad evidente, debes llevarlo al veterinario para confirmar que únicamente se trata de un constipado.
Lo normal es que el resfriado no le dure más de cuatro o cinco días, tenlo en cuenta por si consideras necesario algo más que tus cuidados.