El celo es parte del ciclo reproductivo natural de cualquier animal. Cuando la perra alcanza la madurez sexual y se produce la ovulación, hay una serie de síntomas que indican que está preparada para el apareamiento y, tal vez, para tener sus primeros cachorros.
Es importante saber si tu perra está en celo, tanto si deseas cruzarla como si tu objetivo es evitar que pueda quedar embarazada. No todas las perras se comportan igual durante este periodo ni tienen los mismos síntomas. En algunas, especialmente si han sido esterilizadas, el celo puede pasar casi desapercibido pero, en cualquier caso siempre conviene estar atenta para darle a tu perra los cuidados que pueda necesitar durante unos días en que experimentará cambios en su conducta y también físicos.
Síntomas del celo en las perras
El celo en las perras dura aproximadamente tres semanas y en este tiempo es normal observar una serie de cambios más o menos evidentes. El síntoma más visible es el posible sangrado. Algunas hembras manchan más que otras. En algunos casos, este síntoma puede pasar desapercibido sobre todo si la perrita tiende a lamerse constantemente la parte externa de sus genitales. Durante todo el tiempo del celo es también normal que la vulva aparezca más abultada y que presente un color rojizo oscuro.
En cuanto a los cambios en el comportamiento, son muy variados. La mayoría de las perras se muestran más cariñosas con sus amos y buscan su compañía esperando recibir mimos y caricias, pero algunas hacen justo lo contrario. Están inquietas, algo ariscas o bien decaídas y con pocas ganas de jugar o de comer.
También sorprende su comportamiento con los machos. En los primeros días del celo, tu mascota puede no estar en absoluto receptiva al cortejo de un galante macho pese a que enseñe su vulva de manera evidente ladeando o levantando el rabo. Cada perra necesita su tiempo para que el instinto reproductor alcance su momento álgido. Solo cuando el celo avance lo suficiente, se mostrará dispuesta a aceptar la monta.