¿Existe una fase de cortejo en el apareamiento de los perros?

Juegan entre ellos, se huelen, se lamen, saltan, corren, se muerden suavemente, se persiguen... si, los perros también tienen una fase de cortejo que precede el apareamiento, y esos son los momentos más destacados del ritual de apareamiento canino. Aunque el ritual de apareamiento es algo bastante simple, el cortejo es más complicado. Cualquier perro se sentirá atraído por las feromonas de una perra en celo, pero hasta conseguir montarla deberá cortejarla; un proceso que puede durar varias horas.


A lo largo del ciclo de apareamiento del perro hay que saber interpretar los gestos de la perra, tanto el macho como el propietario que quiere tener una camada. Una cosa es que la perra se muestre amable y se deje seducir por el macho, pero si la hembra sabe que todavía no ha llegado el momento del apareamiento le impedirá que la monte. Es más, puede que la perra se muestre agresiva si la intentan montar antes de hora. Cuando esté lista, tras esos preliminares caninos, se quedará quieta ante el macho. Es la señal.

En busca del macho perfecto

Como pasa con otros tantos animales, solo los perros más aptos podrán dejar descendencia. La perra debe elegir al macho perfecto, y el cortejo es el momento clave para ello. El perro debe demostrarle a la perra que cumple con los requisitos necesarios para aparearse, y la hembra valora los recursos y genes del macho durante el cortejo. De ahí todos los juegos y demostraciones que hace ante la perra en un ritual que los canes aprenden desde que tan solo son cachorros.

Si el perro ha convencido a la hembra, esta ladeará la cola y le permitirá al macho montarla; pero si el cortejo no resulta efectivo lo rechazará. No hay que confundir este rechazo con el que se produce cuando la perra aún no está preparada para el apareamiento, y tampoco hay por qué preocuparse. Al fin y al cabo, la hembra quiere mantener su superioridad y eficacia genética, y si se aparea con el perro equivocado la perdería así que no debemos forzarlos. A partir de ese momento es posible que comience la cuenta atrás para el embarazo de tu perrita, por lo que no estaría de más acudir a la visita del veterinario pasadas unas semanas.

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