Cuando alcanzan la madurez sexual, el primer celo en las perras y mantendrán la actividad ovárica durante toda su vida. Esto quiere decir que las perras no tienen menopausia, aunque sí experimentan cambios en su ciclo reproductivo a medida que van envejeciendo.
Una vez que llega el primero, las perras tienen el celo dos veces al año, aproximadamente cada seis meses. Lo normal es que con el paso del tiempo los celos se vayan espaciando y que una perra mayor lo tenga cada 8 o 9 meses, pero hay que tener claro que continuará teniendo el celo mientras viva, por lo que, el riesgo de posibles embarazos tardíos, existe.
Muchas veces relacionamos el celo con el sangrado y, aunque las perras en celo sangran, conviene saber que aunque una perra mayor apenas mache, no quiere decir que no esté atravesando un periodo reproductivo. En una mujer, el sangrado se produce al final del periodo, como consecuencia de la expulsión del óvulo no fecundado. En las perras es diferente. El flujo vaginal se expulsa al inicio del celo y, especialmente en hembras ancianas, puede ser mínimo y pasar desapercibido. No significa que tengan la menopausia, simplemente es un síntoma de envejecimiento general del organismo.
¿Puede una perra anciana quedarse embarazada?
Es algo poco frecuente, porque aunque las perras ovulen toda su vida, que se llegue a producir la fecundación a ciertas edades es complicado. Aun así, es importante saber que puede ocurrir y que supone un verdadero riesgo para la salud (incluso la vida) de la hembra, ya que su organismo ya no está tan bien preparado para el embarazo, el parto, el cuidado de la camada, etc.
Si una perra mayor presenta irregularidades en el celo, siempre conviene consultar con el veterinario para averiguar las causas, porque no se tratará de menopausia. Desajustes hormonales, alguna enfermedad relacionada con el aparato reproductor, la presencia de un tumor o la piometra (infección uterina) pueden estar detrás de esas anomalías.