Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos cuando educamos a nuestro perro es cómo hacer frente a los celos. Por ejemplo, la llegada de un segundo perro a casa, de otro animal o incluso de una nueva persona, como un recién nacido, pueden llegar a poner celoso al animal, y hay que saber hacer frente ante esa situación. Muchas veces el babeo de los perros suele estar asociado a una actitud negativa, pero los babeos en el perro no están vinculados con los celos, al menos exactamente no es así.
Si alguna vez te has preguntado porqué babean los perros debes saber que muchas veces los perros babean ante situaciones excitantes o estresantes, y esa situación de estrés se suele confundir con los celos. Un babeo excesivo en el perro no deja de ser un síntoma de que el perro está nervioso o ansioso, y si ha sufrido un cambio importante en su vida, como la llegada de ese perro, animal o persona a casa, es una de esas situaciones. Si además hay ruidos estridentes -el llanto del bebé o del cachorro, los maullidos de un gato- aún tenemos más babas.
Las babas en el perro no son sinónimo de peligrosidad
Esta situación es especialmente patente en los perros de razas que se consideran peligrosas, ya que suelan babear más que las razas de perros tranquilas. A partir de ahí asociamos el babeo con los celos ante la presencia de otro ser que le quita parte de la atención que antes le prestábamos, y en consecuencia con la peligrosidad. Sin embargo, un perro que ha sido bien educado no tiene por qué reaccionar de manera violenta, por muy estresado que esté.
Otra cosa es que olvidemos que estamos ante un animal, cuyos instintos son animales, y que puede actuar como tal en determinadas situaciones. Para resolver esas situaciones de estrés conviene que el perro se acostumbre a la presencia de ese otro ser que lo pone nervioso -e incluso celoso-, pero siempre ante nuestra presencia. Jamás deberíamos dejar a un perro estresado solo con otro animal, y mucho menos con un niño.