Sí, los perros también tienen embarazo psicológico. Seguro que más de una vez has oído hablar de la pseudogestación de los perros, el embarazo psicológico en los canes; un problema que muchas veces se considera una enfermedad canina pero que en realidad es un desajuste hormonal que se da en las hembras tras el celo. No es ningún desajuste raro, ya que se calcula que más de la mitad de perras sin castrar pasan por el embarazo psicológico alguna vez en su vida.
No existe una razón determinante en el embarazo psicológico, aunque sí que es más habitual en las perras que no han criado. Sí que encontramos una explicación en la naturaleza, donde el embarazo psicológico es un mecanismo de supervivencia. En animales emparentados con los perros como los lobos, que viven en manada, la hembra superior impide al resto aparearse, pero cuando la principal pare el resto puede amamantar a los lobeznos y cuidar de ellos gracias al embarazo psicológico.
Los perros salvajes no son una excepción, así que no te extrañes si a tu perra le pasa lo mismo. Los síntomas del embarazo imaginario en perros son bastante fáciles de identificar, ya que por ejemplo la perra sufrirá los mismos cambios físicos que si estuviese embarazada: se le hincharán el abdomen y las mamas, produciendo leche, subirá de peso, tendrá flujos vulvares y puede que incluso trate sus juguetes o algunos objetos como si fuesen sus cachorros.
Ya hemos dicho que el embarazo psicológico no es ninguna enfermedad, así que no supone ningún problema para la salud de la perra más allá de que el crecimiento mamario acabe en una infección o una mastitis. En el periodo que dura el embarazo psicológico en perros es posible que tu perrita cambie de comportamiento. Suele aparecer a los dos meses del celo, y si sospechas que tu perra puede sufrir un embarazo imaginario no dudes en ir al veterinario para que te asesore durante este periodo de tiempo y cómo debe ser el tratamiento de una perrita con un embarazo imaginario.
¿Cómo tratar a una perra que tiene un embarazo imaginario?