Igual que los seres humanos, los perros también tienen próstata. Está situada en la base de la vejiga, y su función principal es aportar líquido al esperma de forma que se convierte en un elemento crucial para la el apareamiento canino. Sin embargo, la próstata puede ser problemática para los perros mayores, así que a partir de los 7 años deberíamos realizarle revisiones periódicas para detectar cualquier problema y tratarlo a tiempo.
Problemas en la próstata del perro
Los problemas de próstata en el perro llegan cuando la próstata crece más de lo que debería. Se calcula que un 80% de los perros mayores de 10 años tienen una próstata de un tamaño anormal, lo que nos permite hacernos una idea de la incidencia de este problema de salud del perro y la gravedad que presenta. Las culpables son las hormonas del perro, que aumentan el tamaño de la próstata, de ahí que una de las soluciones más recomendadas para evitar su aparición sea castrar al animal.
Tenemos diversos síntomas que nos alertan de que nuestro perro tiene un problema en la próstata. Entre los más evidentes están los síntomas urinarios, como que el el perro tiene problemas para hacer pis, sangra al orinar o incluso expulsa sangre por el pene sin orinar. También experimentan problemas como la incontinencia urinaria, aunque tienen dificultades para hacer pis, algo que les resulta muy doloroso. La presión de la próstata también hará que anden algo rígidos o que padezcan dolor al hacer caca.
Más allá de la hiperlapsia benigna de próstata, los perros pueden sufrir otros problemas en este órgano como la prostatitis, una infección bacteriana bastante habitual en perros que puede llegar a ser algo crónico; los quistes prostáticos, que pueden almacenar líquido y alcanzar un gran tamaño, o incluso el cáncer de próstata y los tumores prostáticos, similares a los quistes pero malignos aunque por suerte son un problema muy poco habitual.