La vacuna contra la leishmaniasis es relativamente reciente y ha supuesto una medida eficaz para prevenir una enfermedad canina muy grave. Es una de las principales causas de mortalidad canina sobre todo en países mediterráneos, donde el mosquito (flebotomo), es el responsable de la trasmisión del parásito de la leishmania, ya que es aquí donde encuentra su hábitat ideal.
Como ocurre con cualquier otra vacuna, ésta proporcionará una mayor protección a tu perro ante un posible ataque del mosquito en cuestión, por lo que sí merece la pena vacunar a tu perro contra la leishmaniasis, aun teniendo en cuenta que no es infalible. Es importante saber que la vacuna no es efectiva si tu perro ya padece la enfermedad. Especialmente si vives en zonas de riesgo, lo mejor es ponérsela cuanto antes, cuando aún es un cachorro, siempre a partir de los seis meses de edad. La vacuna inicial consta de tres dosis, con un intervalo de tiempo de tres semanas entre cada una de ellas. Además, necesitarás un recordatorio anual.
Un perro vacunado es bastante más difícil poco probable que contraiga la enfermedad pero no imposible. Aunque las garantías no sean absolutas, la vacuna para combatir la leishmaniasis siempre es una excelente protección y, en caso que tu perro sufra la picadura del dichoso mosquito, el tratamiento con el que puedes minimizar los daños del parásito resultará mucho más efectivo. Un perro con leishmaniasis, bien cuidado y atendido, puede gozar de una estupenda calidad de vida por muchos años.
Al igual que ocurre con las personas, las vacunas son la mejor medida para lograr erradicar enfermedades infecciosas. En el caso de los perros, es una excelente noticia que ¡por fin! exista una vacuna canina para la leishmaniasis, por lo que, si puedes, no dudes en ponérsela a tu buen amigo. Aun así, los collares y pipetas protectoras no están demás y si tienes un jardín, anímate a plantar unas bonitas y aromáticas citronelas que ayudan a ahuyentar eficazmente a cualquier “mosquita” (que son las que pican).