Mi perro tiene las glándulas anales obstruidas, ¿qué hago?
Cuando sospeches que las glándulas anales de tu perro están obstruidas deberías llevarlo cuanto antes al veterinario. Se trata de unas glándulas que sirven para lubricar el ano del perro al defecar, pero que también producen un líquido muy oloroso que les sirve para comunicarse -de ahí que los perros se huelan el trasero-. Pero si el perro es incapaz de vaciar bien estas glándulas o sacos anales se obstruirán, lo que es muy molesto.
Tenemos varias pistas que nos revelan esta obstrucción de los sacos anales. La más evidente, que el animal camina arrastrando el culo, intentando así aliviar la molestia que le produce esta obstrucción. Puede que en vez de caminar arrastrando el trasero lo haga con el rabo bajo, aunque también hay casos en los que directamente no caminará del dolor que le produce la obstrucción, que en ocasiones se convierte en infección de los sacos anales.
Lo más probable es que el veterinario vacíe manualmente las glándulas, anales y puede ser que te explique cómo hacerlo por si le vuelve a pasar. Pero además de apretar los sacos anales le puede recetar algún tipo de tratamiento con antibióticos o antiinflamatorios para aliviar el dolor, en especial si la obstrucción se ha convertido en infección. En los casos más extremos, las glándulas anales se extirpan, aunque la operación puede tener consecuencias como una incontinencia anal permanente.
Otro de los síntomas de la obstrucción en las glándulas anales del perro es el mal olor que desprenden... y que dejarán allí donde posen el trasero. Ya hemos dicho que estas glándulas son un recurso de comunicación olfativa, de ahí ese mal olor que desprenden, mucho más intenso que el mal olor que podríamos considerar habitual o normal en un perro cuando lleva unos días sin pasar por la ducha. Para evitar que el mal olor se expanda por toda la casa conviene llevarlo al veterinario.