Igual que nos pasa a las personas, las perras sufren cambios importantes después del parto y son más propensas a sufrir ciertos problemas de salud. El sistema inmune se debilita, y muchas veces entran en su organismo cuerpos infecciosos. Esa infección de orina se puede manifestar de otras formas, como la fiebre. Por si fuera poco las perras tienen la uretra más corta que los perros, por lo que las bacterias que se acumulan en los genitales tienen más fácil provocar la infección.
Nunca es fácil identificar una infección de orina en nuestro can, más después del embarazo, pero sí que tenemos una serie de pistas, empezando por las quejas sin que haya una razón a simple vista. También es fácil que el animal orine con más frecuencia que antes del parto, llegando a hacérselo en casa; y en el momento de orinar suelen sentirse incómodos, por eso gimotean o incluso escurren algo de orina mientras caminan. Incluso, en el lado opuesto tu perrita también puede llegar a tener problemas de incontinencia urinaria tras el parto.
También hay que prestar atención al color de la orina. Si ves que la perra orina de un color amarillo fuerte, casi naranja, o el olor es más fuerte de lo habitual, puede ser sinónimo de infección. En las infecciones más fuertes puede que junto a la orina haya sangre o pus, síntomas inequívocos de que sufre una infección. Ya hemos hablado de la fiebre, pero la infección de orina también puede estar detrás de los cambios en el apetito, pérdidas de peso o incluso un aumento de la sed del can.
Si sospechas que tu perra puede sufrir una infección de orina después de haber parido no dudes en llevarla al veterinario, ya que no queremos que la infección pueda afectar a los cachorros recién nacidos. No olvides que muchas perras expulsan flujos vaginales de olor y color desagradable tras el parto, así que no te preocupes si los dos o tres días después del parto orina manchado.
