¿Pueden jugar juntos los perros y los gatos?
Basta ver algunos videos en internet de mininos y canes jugando juntos para que el tópico de llevarse mal “como el perro y el gato”, quede en entredicho. Es cierto que son animales de caracteres muy distintos pero, especialmente si se trata de cachorros que han convivido juntos, pueden llegar a ser buenos amigos y pasar un rato divertido que no acabe en pelea.
Para que un perro y un gato jueguen juntos debe existir confianza entre ellos. Es extraño que tu perro se ponga a jugar con un felino que se encuentre en un parque o que un gato se acerque tranquilamente a tu perro si no lo conoce de nada. Pero si viven juntos y han tenido una presentación previa, la cosa cambia.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que, aunque se trate de animales, no se puede generalizar. Hay perros tranquilos y juguetones, y otros cuyo instinto hace que ver a un gato implique salir detrás de él de forma inmediata. También los gatos tienen su propio carácter. Los hay realmente independientes, a ratos ariscos incluso con sus dueños, y otros, bastante más sociables.
En general, pese a la fama de llevarse fatal, no es algo extraordinario ver cómo un gato se tumba panza arriba, dejando que el perro le olisquee para luego agarrarle el morro con sus patitas sin hacerle daño. Efectivamente están jugando y pueden estar así de entretenidos durante horas.
¿Cómo conseguir que perros y gatos jueguen juntos?
Como hemos dicho, si tienes como mascotas a un perro y también a un gato, la armonía entre ellos y la posibilidad de juegos es más sencilla si se crían juntos desde pequeños. Si uno de los dos llega a casa después que el otro, deberás realizar las presentaciones con sumo cuidado para evitar conflictos, porque el primero verá al segundo como un intruso que viene a invadir su territorio (especialmente si es el gato el que estaba primero). Deberás intentar que se conozcan poco a poco, manteniéndolos unos días en estancias separadas y propiciando encuentros cortos hasta que se vayan familiarizando el uno con el otro.
Dale a cada uno su espacio y ten siempre separadas las respectivas comidas. Con un poco de tacto (¡cuidado con los celos!) tu perro y tu gato probablemente acaben siendo más amigos de lo que crees y te sorprenderán con sus divertidos juegos.