Qué hacer si mi perro tiene las glándulas anales inflamadas
Antes de actuar ante cualquier patología debes tener claro de qué se trata. En el caso que nos ocupa, el de las glándulas anales inflamadas, el síntoma más evidente es que el perro camina arrastrando el culo, con el objetivo de calmar el dolor. Con una inspección visual verás un absceso en el ano, y el animal intentará lamerse la zona perineal. Otro síntoma habitual es que el perro no pueda dormir bien por culpa de las molestias producidas por la inflamación.
Si tu perro presenta todos estos síntomas es bastante probable que estemos ante unos sacos anales inflamadas. Es importante actuar cuanto antes, ya que si no se tratan las glándulas anales el problema a tiempo los sacos pueden llegar a explotar por sí solos, lo que en la mayoría de ocasiones causa más infecciones y problemas de salud en el perro. Así pues, si es la primera vez que ocurre deberías llevar al animal al veterinario para que lo diagnostique y le prescriba el tratamiento indicado.
El veterinario te explicará como actuar en casa la próxima vez que veas las glándulas anales del perro inflamadas, ya que tú mismo puedes apretarlas para aliviarle el dolor. Para ello, coloca una gasa en el ano del perro para evitar salpicaduras y aprieta el saco con el índice y el pulgar. Saldrá un líquido que, probablemente, olerá bastante mal ya que entre otras cosas sirve para enviar señales olfativas a otro perros.
Puede que tras apretar el saco por primera vez todavía quede un poquito de líquido dentro. Es muy importante que no aprietes una segunda vez, ya que es una zona muy sensible y le dolerá al perro. Lo que debes hacer en ese caso es limpiar bien los sacos anales y la zona para la zona desinfectarla. Se recomienda no apretar los sacos del perro más de una vez al mes, aunque si es la primera vez que detectas este problema en tu perro deberías acudir al veterinario antes de apretar tú mismo los sacos anales.