La displasia de cadera es una enfermedad que puede afectar a perros de todo tipo, aunque es más frecuente en perros grandes y gigantes. Se trata de una malformación en la articulación que une el fémur con la pelvis, la articulación coxofemoral y la displasia de cadera es una enfermedad que no tiene cura en los perros. Su origen suele ser genético, aunque no es congénita; aunque el sobrepeso o un crecimiento demasiado rápido también pueden provocar este problema.
Razas de perros propensas a sufrir displasia de cadera
Así, entre las razas de perros con más probabilidades de padecer la displasia de cadera tenemos razas grandes o muy grandes como el pastor alemán, pastor belga malinois, pastor belga de Tervueren, varios tipos de mastín (del Pirineo, español, napolitano), los bulldogs ingleses, franceses o americanos, el boyero de Berna, los San Bernardo, el lebrel italiano, el whippet, los golden retriever, entre otras razas como los rottweilr, el husky siberiano o el border terrier.
Por eso mismo, antes de dar el paso y decidirnos buscar una raza de perro o por contra uno mestizo conviene informarse sobre los posibles problemas de salud que pueda tener el perro y de cómo afectarán a su calidad de vida. En el caso de estar pensando en un perro de alguna de las razas que acabamos de ver deberías tener claro que existe la posibilidad de que padezca este problema, aunque también es cierto que se suele manifestar a partir de los 5 o 6 meses de vida. Si el perro es mayor es más difícil que la padezca, aunque en determinados casos también se desarrolla en la adultez.
Finalmente, debes tener en cuenta que el hecho de que los padres padezcan este problema no significa que sus cachorros vayan a padecerla, de la misma manera que los cachorros de perros que no padecen la displasia de cadera pueden desarrollarla pese a esos padres sanos. Como hemos dicho, es una enfermedad hereditaria no congénita, y no se conoce qué gen o qué genes la provocan.