Si quieres un perro pero eres una persona muy ocupada, con horarios de trabajo que te dejan poco tiempo de descanso en casa, viajas mucho o tienes una vida social de lo más ajetreada quizá debes plantearte si podrás dedicarle tiempo suficiente al animal. Si aún así la respuesta es positiva, busca un can de esas razas de perros que exigen pocos cuidados a sus dueños, aunque recuerda que necesita unas atenciones mínimas como salir a pasear varias veces al día.
El espacio del que dispongas también será importante. Por ejemplo, los borzoi o el mastín del Pirineo son dos razas de perros por lo general muy independientes, que se las apañarán solos fácilmente siempre que tengan espacio suficiente para moverse cada día. Tampoco les afecta la soledad -aunque son razas muy cariñosas-, así que si tienes un jardín grande y cercado, con espacio para que corran, son tu raza.
Lo que no deberías hacer es encerrar a uno de estos perros, ambos bastante grandes, en un pequeño piso de ciudad. Si esa es la situación, puedes recurrir a perros más pequeños como los pug, Boston terrier, los spaniel, el bedlington terrier o el bichón havanero, que se conformarán con que los saques a pasear a diario -el tiempo justo para que hagan sus cosas, todo hay que decirlo-, y no te pedirán mucho más. Les encanta vaguear, igual que a los mastines, aunque por su tamaño pueden acabar agobiándose.
Otra de las claves para elegir un perro que no nos pida muchos cuidados es el pelo. Hay razas sin pelo o de pelo corto, que no nos exigirán cepillarlos casi a diario -o sin el casi- y visitar regularmente una peluquería canina. Hablamos de razas como los chihuahua, los salchicha, los whippet o los galgos, perros de cualquier tamaño. También podríamos incluir el beagle o el dálmata, aunque el hecho de que tengan las orejas caídas hace que cada dos semanas haya que limpiarlas.