Si somos sinceros a todos nos preocupa nuestro peso, sobre todo por las consecuencias que puede ocasionar en nuestra salud. La solución es hacer dieta o mejor, ir a un médico. ¿Si lo hacemos por nosotros porque no por nuestras mascotas?
Normalmente no consideramos un problema que nuestro perro haya aumentado de peso, y ese no es el motivo de acudir a la consulta de un veterinario. Puede que reconsideremos nuestra posición al conocer que la obesidad supone un mayor riego de sufrir enfermedades cardiacas, puede provocar diabetes, problemas espiratorios, artrosis (a una edad mas temprana), problemas musculoesqueleticos, una menor resistencia inmunológica, entre otras muchas consecuencias.
Es importante explicar que el sobrepeso es el paso previo a la obesidad. Normalmente este aumento de peso se asocia a la sobrealimentación y a la falta de ejercicio, cuya responsabilidad es del propietario. También puede ser producido por alteraciones endocrinas, depresión, ansiedad, herencia genética, razas (beagle, Labrador Retriever...), castración, entre otros.
En la mayoria de los casos la obesidad es ocasionada por una sobrealimentación en la fase de desarrollo o crecimiento que se manifiesta en animales jóvenes-maduros. Con la edad la composición corporal cambia, aumentándose la grasa corporal y disminuyendo la masa muscular. En los animales de edad avanzada la incidencia de obesidad desciende debido a la menor capacidad de asimilación de alimento.
