Como ocurre con el resto de los animales, el celo en los perros es parte de su ciclo reproductivo. Cuando la hembra alcanza la madurez, llega el primero y a éste le sucederán otros muchos a lo largo de su vida. Los cambios físicos y de comportamiento son normales en este periodo y debes saber cuáles son los síntomas del celo en las perras para poder reconocerlo sin lugar a dudas.
En algunas perras las señales del celo son evidentes pero en otras pueden llegar a pasar desapercibidas. Siempre es importante conocer el ciclo de tu mascota, bien porque deseas cruzarla y tener una bonita camada o, por el contrario, para tomar las debidas precauciones.
¿Cómo es el celo en las perras?
Sobre todo si tienes una perra que aún es un cachorro, conviene conocer algunos aspectos de su ciclo reproductivo. El primer celo puede aparecer a partir de los seis meses. El momento exacto varía de una raza a otra. Algunas perras, sobre todo las de tamaño más pequeño, lo tienen en torno al medio año, pero otras alcanzan la madurez sexual pasado el año.
Las perras suelen tener dos celos al año, generalmente al inicio de la primavera y en el otoño, pero no es extraordinario que solo tengan uno. Los periodos de celo se mantendrán durante toda la vida del animal (no tienen menopausia) aunque a medida que la perrita se haga mayor, los síntomas irán disminuyendo y las posibilidades de quedar preñada también. Ten en cuenta, además, que en las perras que han sido esterilizadas, los síntomas del celo se presentan atenuados e incluso pueden pasar desapercibidos.
El celo de las perras tiene dos fases. La primera es la que se conoce como proestro y dura algo más de una semana. En ella, el ovario se prepara para la ovulación, los órganos genitales se inflaman y puede aparecer sangrado más o menos abundante. En esta fase la perra aún no se mostrará receptiva al macho. Pasados unos días, comienza el celo propiamente dicho, una segunda etapa denominada estro. Dura entre cinco y nueve días. Es el momento idóneo para la monta porque se produce la ovulación y la perra está en el punto álgido de fertilidad.
Síntomas del celo en las perras
El celo provoca una serie de cambios físicos y de conducta que son síntomas claros de que algo ocurre y de que hormonas como estrógenos y progesterona han entrado en juego. Los indicios de celo más comunes son:
1. A nivel físico, la vulva aparece anormalmente inflamada y puede presentar una tonalidad rojiza oscura que tampoco es la habitual. Durante los primeros días, puedes detectar sangrado y comprobar que tu perra se lame con mucha frecuencia la zona externa de sus genitales (por eso a veces el sangrado resulta inapreciable). A medida que el celo avanza, el flujo se hace más claro y menos sanguinolento.
2. Tu perra también orinará más de lo normal. No es una necesidad fisiológica. En realidad, está marcando terreno y dejando su olor y sus feromonas para atraer al macho.
3. Exposición de la vulva. Es otro síntoma evidente. La perra muestra sus genitales generalmente llevando la cola levantada o ladeada. Si pruebas a acariciarle o a presionarle suavemente la parte final del lomo, seguramente levantará el rabo.
4. A nivel de comportamiento, casi todas las perras en celo se muestran más cariñosas con sus amos. Quieren recibir mimos, están más juguetonas y no buscan compañía. Cada perrita es diferente y algunas pierden el apetito y se muestran desganadas y aletargadas.
5. En cuanto al comportamiento con los machos, las perras en celo se “lucen” ante ellos, invitando a juegos y “cortejos” pero en la primera fase (proestro), no suelen permitir la monta y pueden acabar gruñendo e incluso intentando morder al macho. Solo cuando el celo está consolidado (estro) dejarán que ocurra.
