Ampliar nuestra manada tiene que ser un proceso meditado en el que han de tenerse en cuenta el equilibrio y la energía de nuestro perro o perros y también la nuestra propia.
Debemos elegir como compañero de nuestro perro otro de similar nivel de energía. La mayoría solemos favorecer al perro que ya teníamos frente al nuevo por miedo a que se produzcan peleas por celos. Este periodo que achacamos a los celos es en realidad el proceso mediante en el que se decide cuál es el animal más dominante o cuál el más sumiso.
La razón de "los celos" es que el perro nuevo tiene un nivel superior de energía o un carácter más competitivo que el perro que ya teníamos, porque este último se siente cómodo en su entrono. Muchos dueños tenemos miedo de este momento por lo que nuestra energía es negativa y esto lo perciben ambos.
Se deben tratar a ambos perros por igual siempre manteniendo nuestra energía firme de líderes de la manada. Si los perros reconocen al líder en nosotros se convierten en seguidores, por lo que no han de competir por la posición que ya ocupamos nosotros.
Hay casos excepcionales en que los dueños no pueden adoptar el papel de líder de la manada y entonces tiene que se el perro que ya teníamos el que tiene que ocupar este lugar. Esto solo lo debe decidir un educador profesional. Es muy arriesgado relegar en nuestro perro la responsabilidad de dirigir la manada. Nos puede salir muy caro si no hay un experto con nosotros.