Visita al peluquero o al veterinario: una pesadilla para los perros
Los perros no entienden que es un veterinario ni mucho menos un peluquero. En la naturaleza no hay de "esas cosas". Es una experiencia que no entienden y que les aterra. Podemos hacer que esta experiencia sea lo más comoda posible para nuestro perro, para el peluquero o veterinario y para nosotros, si lo preparamos de antemano.
Cuando vayamos a visitar al peluquero le prepararemos del mismo modo. Lo chantajearemos con comida. Le daremos sus golosinas o su pienso y mientras esté comiendo encenderemos el secador cerca de él y moveremos las tijeras a su lado. Esto debemos hacerlo poco a poco para que no sea una experiencia traumática para él.
Ni los veterinarios ni los peluqueros tienen que aguantar que un perro les muerda, nuestro deber es evitarlo. Normalmente cuando se enfrentan a un animal nervioso estos profesionales desprenden energía negativa que hace que los perros se pongan más ansiosos.
Además de prepararle como hemos dicho antes, tenemos que cansarle. Antes de acudir al peluquero o al veterinario le daremos un buen paseo y cuando lleguemos a la clínica le daremos otro más corto alrededor del bloque. Si el perro llega cansado tendrá menos energía y por tanto será más receptivo. Además, si el perro asocia que cada vez que va a estos sitios pasa más tiempo con su dueño eso es el mejor premio que se le puede dar. Pasar más tiempo con el líder de la manada.